martes, 19 de octubre de 2010

TRABAJO CRITICO DE "LA FIESTA DEL CHIVO" DE MARIO VARGAS LLOSA

EL PODER Y LA RESISTENCIA

La “fiesta del chivo” es una de las novelas que escribió Mario Vargas Losa, ganador del premio Nobel hace unos pocos días. El escritor peruano en esta obra hace uso de su enorme capacidad como cronista y nos describe crudamente una de las más dura dictaduras sufrida en América Latina.
Se trata del gobierno del dictador Rafael Trujillo apodado el “CHIVO”; gobierno que se llevo consigo decenas de miles de vida tanto de dominicanos como de extranjeros residentes en la isla.
Si bien esta novela de veinte cuatro capítulos está dividida en tres partes  ingeniosamente alternadas narra los acontecimientos de los distintos personajes, los escenarios se encuentran claramente diferenciados en dos ámbitos: en primer lugar ámbito que aparece es el del poder, marcado por las historias de la trágica vida de Urania Cabral, quien es hija de uno de los senadores del dictador, y los escenarios en el que se desenvuelve Trujillo; en segundo lugar asistimos al ámbito de la resistencia narrada por los abateres de quienes planean asesinar al dictador.
El ámbito del poder está muy bien definido. En primer lugar se encuentra en el palacio presidencial en donde desarrolla su vida el dictador junto a su familia con ínfulas de dioses paganos,  luego aparece el ejercito dispuesto a complacer todo lo que el “jefe” disponga y, por último los elementos por demás importante de solidez del poder de una dictadura: la iglesia y la influencia de los Estados Unidos.
El palacio legislativo es todo un gran circo de aduladores y sirvientes de Trujillo. Al internarnos en las intimidades de esta dictadura sus oscuras almas, sus ambiciones y su condición servil ante el benefactor, son seres atroces que han aceptado con gusto ser parte de esta sangrienta maquinaria incluso olvidándose de su propia vida.
Las personalidades de cada personaje se la muestran de una manera bien definida retractada a lo largo de la novela. El senador Agustín Cabral es el prototipo del político  con capacidades que es usado para servicio del poder y que, como suele suceder con este tipo de regímenes, es desechado una vez que ya no es útil para sus fines. Cabral es capaz de cualquier cosa con tal de hacer cumplir las voluntades de Trujillo y lo es todavía más cuando pierde su favor al grado de ofrecer a su hija como sacrificio para recuperarlo.
Otro perfil de senador es el de Henry Chirinos que es un ser desagradable desde su mismo aspecto físico. El también es leal al régimen pero también lo es a sus ambiciones; tienen todo tipo de defecto pero el jefe cree conveniente mantenerlo pues esos defectos que marcan toda su bajeza son precisamente los más útiles al gobierno. Es un hombre carente de todo principio y valor.
Joaquín Balaguer es el típico fantoche, capaz de acomodarse a cualquier situación. Correcto elegante por fuera posee una mentalidad maquiavélica comparable solo con Trujillo y será quien tome el poder después de la caída del régimen a costa de repudiarlo.
Varga Llosa presenta estos personajes con tanta claridad que se nos hace imposible no compararlos con otros equivalentes en nuestra realidad.
Estos casos citados se han visto muy a menudo en todas las dictaduras de América Latina. Al igual que Cabral, muchos personajes fueron utilizados y desechado en los regímenes.
Sin embargo al igual que estos personajes ficticios,  muchos funcionarios de las dictaduras, después de terminados los periodos autoritarios supieron acomodarse a las nuevas situaciones con el solo fin de mantenerse en el poder de turno.
Hay varios ejemplos en nuestra realidad a nivel continental podemos citar los casos de Hugo Banger Suarez en Bolivia, Agusto Pinochet en Chile quienes después de ejercer el poder de modo sangriento, ocuparon las presidencia de sus respectivos países luego de terminada las dictaduras que ellos mismos conducían. Estos son solo ejemplos que he citado, pero sobre el que más es conveniente detenerme es sobre el del chileno Pinochet que no  sólo ejerció el poder violentamente sino que para tomarlo rodeo  la casa de gobierno con el ejército y asesino al presidente Salvador Allende; más tarde, tiempo después de la caída su dictadura a través de sus influencias logro que lo nombraran senador en su país durante el periodo democrático.
El ejército es la herramienta principal del régimen del chivo. Ha eliminado todo opositor a su gobierno a todo aquel que ha opinado distinto. Divididos en grupo comando y a bordo de autos Chevrolet  recorren la ciudad secuestrando o asesinando a personas que solo se atreviese a opinar de manera opuesta a la del gobierno.
Unas de las situaciones parecida se observó en nuestro país cuando el gobierno de Jorge Rafael Videla y sus sucesores encomendaban a grupos comando a secuestrar a dirigentes sindicales, estudiantes, autoridades de religiones no católica u otros referentes opuestos al gobierno. Las descripciones que hace el autor de los Chevrolet recorriendo las penumbras de Santo Domingo nos recuerda con desagrado a los que fueron el Ford Falcon verde de la dictadura en la Argentina tenían también la misma misión de desaparecer a todos los que podían significar un estorbo en la ideología militar.
Finalmente los últimos elementos que aparecen en este ámbito del poder son la iglesia y la influencia decisiva de los Estados Unidos.
La iglesia fue una importante aliada cuando  Trujillo tomo el poder en su país. 
Este apoyo abierto se dio en simultáneo con la aprobación de la potencia norteamericana que jugaba su pulseada contra las potencia comunistas y consideró que  la imposición de gobierno militar que respondieran a sus  voluntades era la mejor de deshacerse de todo brote social en los países americanos.
Como siempre se ha repetido a lo largo de la historia, la iglesia fue y es una fuerte aliada de lo que puede significar el mayor poder del momento. No debe extrañarnos entonces que como sucedió en este caso, esta institución responda a los intereses de los Estados Unidos.
Al avanzar con esta novela descubrimos que este gobierno militar ya no era conveniente a la potencia del norte y por supuesto tampoco a la iglesia tanto así que deciden quitarle su apoyo y el régimen.
 Esta misma situación observamos en nuestro  país ya que  durante los años 70 cuando la iglesia se expresaba abiertamente en contra del gobierno democrático de Isabel Perón y propone la toma del poder por autoridades militares. El obispo de la ciudad de Buenos Aires en aquellos años se refería al proceso como “una señal de la providencia para el engrandecimiento de la Patria”. Este apoyo de la iglesia claro está, se pronuncio a favor después que Estados Unidos lo hiciera y propusiera el cambio de gobierno. La iglesia como ya lo mencioné suele secundar a las potencias en sus propósitos.
El otro ámbito en que se desarrolla la novela es el de la resistencia y la oposición al gobierno de Rafael Trujillo.
En esta obra el escritor hace que conozcamos no solo el complot que se elaboró para asesinar al chivo y desbaratar su régimen, sino todos los sufrimientos que cada uno de los complotados habían experimentado hasta llegar a tomar esta trascendente decisión. Estas personas han presenciado muchas de las atrocidades que Trujillo ha cometido contra la vida de los dominicanos, algunos incluso las han vivido en carne propia. Han visto como se ha asesinado y torturado a persona que han abogado contra la violación a los derechos humanos, a extranjeros como los haitianos  que el chivo no consideraba dignos de su país, a empresarios que no compartan la postura del régimen. Por eso no encuentran otra forma para colmar sus espíritu  más que la de darle fin ellos mismos al gobierno de Trujillo a pesar de que luego de concretar el hecho también serán ellos quienes sufran en carne propia las atrocidades que han visto ejecutar en otras personas.
Desgraciadamente esta historia del maltrato a la vida humana y los constantes abusos es algo muy corriente en las dictaduras militares. En la Argentina hay aproximadamente 30.000 desaparecidos de personas en la última dictadura, personas que fueron brutalmente torturadas antes de ser asesinadas y entre esto asesinatos se contaron los de importantes celebridades de nuestra cultura y nuestra política nacional
El autoritarismo y la resistencia el poder parece ser una constante en la historia de la humanidad y esta novela es un ejemplo más de esta puja.
Siempre aparecen en los pueblos distintos tiranos que hostigan a las personas pero, por suerte los tiranos no duran para siempre tarde o temprano la vida logra imponerse a su propósito de muerte.

jueves, 14 de octubre de 2010

HAIKUS

Tarde de tristeza
Envuelves un recuerdo
Destemplado.


Viento de olvido
Aleja tus mentiras
De galanterías.


Hombre soberbio
En tú mirada ocultas
Una tristeza.


Imaginarte fue
Ilusión y perderte
Desolación.


La muerte es la
Palabra que muchos tratan
De no mencionar.


La luciérnaga
Es el reflejo de tú
Clarividencia.


Todas las madres
Son el tesoro sagrado
Que nadie desea perder.


Tarde soleada
Asemeja en antorcha
Nuestro recuerdo.

jueves, 7 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010

El autor peruano, reconocido por obras como La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), y La fiesta del chivo (2000), entre otras obras que se han convertido en parte fundamental de la historia de la literatura latinoamericana fue reconocido por la academia sueca por crear "cartografías a las estructuras del poder y a sus afiladas imágenes de la existencia y las derrotas del enemigo".

El nombre de Llosa venía sonando como uno de los más opcionados a llevarse el galardón desde hace más de dos décadas sobretodo después de 1982, cuando se le dio el Premio a Gabriel García Márquez (su compañero del boom y junto con quien protagonizó uno de los incidentes más "misteriosos" de la historia del chisme literario cuando Llosa le dio un puñetazo a Márquez sin aparente motivo).

Asimismo, tal como sucede con otros autores latinoamericanos, Vargas Llosa es considerado un hombre político. El escritor fue candidato a la presidencia del Perú en 1990 por el partido de centro-derecha Frente Democrático (Fredemo).
El último autor hispanohablante que recibió el Nobel de Literatura fue el mexicano Octavio Paz, en 1990.

En la nómina de aspirantes para este año de habla hispana se situaban, además de Mario Vargas Llosa, el argentino Juan Gelman, el mexicano Carlos Fuentes, los españoles Javier Marías y Juan Marsé y el paraguayo Néstor Amarilla, entre otros.

martes, 28 de septiembre de 2010

BIOGRAFIA DE SIMÓN BOLÍVAR

Caudillo de la independencia hispanoamericana (Caracas, Venezuela, 1783 - Santa Marta, Colombia, 1830). Nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu…) y viajando por Europa. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt. Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas; además, suministró al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos.

En 1810 se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela dirigida por Miranda (aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés). El fracaso de aquella intentona obligó a Bolívar a huir del país en 1812; tomó entonces las riendas del movimiento, lanzando desde Cartagena de Indias un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión, corrigiendo los errores cometidos en el pasado (1812).

En 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante en Caracas (de ese momento data la concesión por el Ayuntamiento del título de Libertador). Aún hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Bobes, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15); pero éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.

Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). Reunió entonces un Congreso en Angostura (1819), que elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta «Gran Colombia». Luego liberó la Audiencia Quito (actual Ecuador) en unión de Sucre, tras imponerse en la batalla de Pichincha (1822).

En aquel mismo año Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran caudillo del movimiento independentista, San Martín, que había liberado Argentina y Chile, para ver la forma de cooperar en la liberación del Perú; ambos dirigentes chocaron en sus ambiciones y en sus apreciaciones políticas (pues San Martín se inclinaba por crear regímenes monárquicos encabezados por príncipes europeos), desistiendo San Martín de entablar una lucha por el poder y dejando el campo libre a Bolívar (poco después se marcharía a Europa).

Bolívar pudo entonces ponerse al frente de la insurrección del Perú, último bastión del continente en el que resistían los españoles, aprovechando las disensiones internas de los rebeldes del país (1823). En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica. Los últimos focos realistas del Alto Perú fueron liquidados en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia). Bolívar, presidente ya de Colombia (1819-30), lo fue también de Perú (1824-26) y de Bolivia (1825-26), implantando en estas dos últimas Repúblicas un modelo constitucional llamado «monocrático», con un presidente vitalicio y hereditario.

Sin embargo, los éxitos militares de Bolívar no fueron acompañados por logros políticos comparables. Su tendencia a ejercer el poder de forma dictatorial despertó muchas reticencias; y el proyecto de una gran Hispanoamérica unida chocó con los sentimientos particularistas de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales acabaron buscando la independencia política por separado.

Trabajo critico de "El general en su laberinto" , de García Márquez


Los héroes no son de bronce
“El General en su laberinto” es unas de las  novelas  de García Márquez publicada en 1.989. Este escritor es uno de los más importantes representantes del boom latinoamericano de los años sesenta y uno de los más fieles exponente del  “realismo mágico”  que caracterizó a este auge literario en nuestro continente.
Como es típico en el estilo de los escritores de esta parte del mundo, García Márquez no disocia  jamás en  sus trabajos, la ficción de lo que es la realidad de América latina. Trabajos como “cien años de soledad”, “crónica de una muerte anunciada” entre otros, son solo algunos ejemplos más notable.
La novela que centra la atención de la presente critica apareció en un tiempo en que la novela histórica preponderaba en la escena de la literatura universal, constituyendo un verdadero auge que se extendió hasta entrando los años noventa.
Esta novela cuenta la historia descarnada del general Simón Bolívar. Si bien se centra en sus últimos días, pues la historia está ambientada en su último viaje  a Europa, conocemos a través de la constante apelación a su memoria, sus grandes glorias,  sus frustraciones y sus amores.
García Márquez  desmitifica maravillosamente a este gran héroe de la independencia presentándolo ante nosotros en esos últimos días devorado por la fiebre, consumido por la tuberculosis, entregado a prácticas medicinales personales y fantásticas, evocando en rachas de lucidez o de fiebre sus lealtades y conquistas, sus infidelidades y fracasos. Esta forma de presentarnos su figura tiene un dejo de romanticismo dándole a la figura de Bolívar una humanidad poco acostumbrada y es que en este momento que narra el escritor, el general está  lejos de ser  ese hombre fuerte, valiente, inmortal. Ya no es el “aceitado galán” que hacia suspirar a las mujeres: es débil, la enfermedad lo ha consumido.
En tiempos en que los héroes se presentan bajo el estereotipo perfecto del ser sobrenatural que todo lo puede, que posee una moral intachable, que no tiene ningún tipo de miedo, y que es indestructible; la figura de Bolívar denuncia nuestra propia identidad.
No  es una triste casualidad que la figura de quienes lucharon por nuestra libertad y nuestro engrandecimiento como pueblo; recién fueran reconocidos después de su muerte. Nuestra idiosincrasia históricamente nos ha impedido valorar a quienes han sabido luchar por sus ideales y a quienes han engrandecido nuestros pueblos.
La historia argentina también tiene claros ejemplos de esta realidad. Juan José Castelli, uno de los más importantes gestores de nuestra independencia falleció en el más oscuro olvido sufriendo un  penoso cáncer de lengua (justamente él, que tanto había discutido y alzado su voz frente a la tiranía española y sus partidarios); mientras el general  José de San Martin muere en un pequeño pueblo de Francia en la más lastimosa pobreza, al igual que Manuel Belgrano quien murió en la  miseria donando su dinero para la educación.
Estos hombres, junto a otros de su talla como Simón Bolívar, han sido ilustre luchadores. Sus hazañas respondieron a una  urgente necesidad de libertad frente al dominio de las grandes potencias de la época, sus acciones no buscaban ningún bajo interés económico. Han sido humanos de carne y hueso con grandes virtudes y tormentoso defectos.
García Márquez en esta obra rompe con el mito y surge el hombre, el mortal y no el bronce. El general que soñó con una América unida pero que ahora se ve quebrada y con ese sueño frustrado, su lucha para una América, grande, unida y libre por lo siglos” parece  reducirse a un fracaso, una desilusión  que le lleva a decir  en un momento de la novela: “la América es ingobernable, el que sirve una revolución ara en el mar, este continente caerá sin remedio a manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas”. 
Esta imagen de hombre imperfecto no hace que la figura de este enorme luchador revolucionario se reduzca, sino todo lo contrario. Verlo como un ser humano común y corriente con las mismas limitaciones de cualquier otro hace que su imagen crezca todavía más.
Cada tanto aparecen en nuestro continente personajes que pretenden imponerse como lo nuevos libertadores de América, pero que se desdibujan con el correr del  tiempo o cuando sus intereses económicos personales o de sus países de origen se ven comprometidos. Al compararlo con el libertador  venezolano que conocemos íntimamente en esta obra,  estos personajes  no parecen  más que vulgares caricatura.
Gracias a esta obra podemos entender  porque Simón Bolívar, así como otros luchadores de la libertad de  nuestro continente, fue un hombre imprescindible y porque su figura parece tan irrepetible en América latina de  nuestros días.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Análisis estructuralista del cuento “FINAL DEL JUEGO” de Julio Cortázar

Biografía del autor:


(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino. Hijo de padres argentinos, a los cuatro años Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en la provincia andina de Mendoza.


Tras completar sus estudios primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor de la Unesco le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa.


Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.


La literatura de Cortázar parte del cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas, en obras de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana. Como en Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el referente de la realidad cotidiana, por lo que sus obras tienen siempre una deuda abierta con el surrealismo.


Para Cortázar, la realidad inmediata significa una vía de acceso a otros registros de lo real, donde la plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.


El instinto, el azar, el goce de los sentidos, el humor y el juego terminan por identificarse con la escritura, que es a su vez la formulación del existir en el mundo. Las rupturas de los órdenes cronológico y espacial sacan al lector de su punto de vista convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de participación, de modo que el acto de la lectura es llamado a completar el universo narrativo.


Análisis estructuralista según la teoría de Roland Barthes


Nivel de las funciones


Cardinales:


Creación y realización de los juegos por parte de Leticia, saludos a los pasajeros. Caída del primer papelito de Ariel, intriga sobre el aspecto de Ariel, elección de ornamentos para la realización de las estatuas. Caída del segundo papelito de Ariel saludo de Ariel triunfo de la narradora, caída del tercer papelito de Ariel, alegría de Leticia, enojo de las tres jovencitas, compasión de Holanda y la narradora hacia Leticia. Final del juego, tristeza de Leticia, realización de la última estatua. Encuentro con Ariel alegría de las chicas, decisión de Leticia de no asistir al encuentro y entrega de la carta por parte de Leticia. Caída del cuarto papel de Ariel anunciando la llegada.






Informantes explícitos:


Lugar:


“...íbamos a jugar a las vías del Central Argentino...”


“Donde acabábamos era en las vías del Central Argentino...”


“...el río al otro lado...”


“A esa altura de Palermo...”


“...lo vimos llegar por el terraplén.”


Tiempo:


“...empezaran su siesta...”


“...contra el sol de las dos de la tarde.”


“...esperar el tren de las dos y ocho...”


“Fue un martes cuando cayó el papelito...”


“...eran las cuatro y media...”


“Cuando pasó el tren de las dos y ocho...”










Indicios (implícitos):


“...(habíamos trancado la puerta y le pedíamos perdón con emocionantes partes teatrales)...”


“La primera en iniciar el juego era Leticia, la más feliz de las tres y la más privilegiada.”


“Esto último siempre nos había dejado perplejas porque terminar en la calle nos parecía bastante normal.”


“El juego marcaba que la elegida no podía tomar parte en la selección; las dos restantes debatían el asunto y aplicaban luego los ornamentos.”


“Vas a ver que desde mañana se acaba el juego”


Relaciones: sujeto -objeto


Destinador (Ariel) Objeto (Crecimiento) Destinatario (Leticia)


Ayudante (Ariel) Sujeto (Leticia) Oponente (Enfermedad)






Nivel de la narración


Narrador: el relato está escrito en primera persona la narradora es quien lleva a cabo la acción, describe todo los sucesos.


Personajes:


La narradora


Holanda


Leticia


Ariel


La tía de las niñas


La madre

lunes, 6 de septiembre de 2010

Critica de "Pedro Páramo"

La impunidad del cacique
Juan Rulfo plantea en Pedro Paramo situaciones de injusticia e impunidad, hechos que han sucedido en una época en la cual México, lugar de origen del autor atravesaba por innumerables conflictos. Donde los que tenían poder absoluto podían cometer atrocidades sin ser condenados.
En ésta novela el personaje de Pedro Páramo un cacique déspota quien cree tener el poder absoluto refleja la impunidad, rodeado de muerte. Por ejemplo en el episodio del asesinato de su padre cuando estaba en una boda. Ante la imposibilidad de saber quién fue el asesino, Pedro Páramo, decide ir matando a todos los asistentes para asegurarse de que el asesino pague. Lo mismo hace para expandir su poder y dominar íntegramente el pueblo, causando innumerables muertes y sufrimiento que llevan al deterioro del mismo.
Su falta de escrúpulos se refleja en la forma en que reconoce y adopta a uno de sus hijos: Miguel Páramo. Éste hereda de su padre esa capacidad para cometer el mal; viola a la sobrina del padre Rentería y asesina al padre de ésta.
Otro abuso de autroridad se ve manifestado en el episodio donde el padre Rentería, el cura del pueblo, que no quiere dar la absolución a Miguel Páramo porque ha violado a su sobrina y ha asesinado a su hermano. Pedro Páramo lo soborna y le da dinero para que le de la absolución; éste se la da y sufre un conflicto moral, carga un sentimiento de culpa porque se da cuenta de que sólo presta sus servicios como sacerdote a los ricos, negándoselos a los pobres. Este sentimiento lo encontramos en expresiones como: "El Padre Rentería se revolcaba en su cama sin poder dormir", "oyó el canto de los gallos"...Podríamos decir que él tiene la culpa de que Comala sea un pueblo lleno de almas en pena, ya que no les ha dado la absolución. Él mismo tampoco recibe la absolución y el causante de esto, en definitiva, es Pedro Páramo, quien creció en maldad entre los fieles del Padre Rentería, quien es causante de los pecados cometidos por gran parte de los asiduos, quien ha despedazado la iglesia sembrando el pecado...
Estos hechos son semejantes a las atrocidades cometidas por las innumerables dictaduras sucedidas en América latina en las cuales los dictadores de la misma manera que Pedro Páramo para quedarse con el poder absoluto cometieron genocidio desmedidos dejando a nuestro continente vacio con millones de desaparecidos.

martes, 22 de junio de 2010

El mundo de los postergados e ignorados


El juguete rabioso fue la primer novela que escribió Roberto Arlt (publicada en 1926),  es una obra   realista  ya que a través del personaje principal Silvio  Astier  plasma  una realidad que no era percibida en  la Argentina de aquella época,  condesa temas como la pobreza la marginalidad, los sueños imposible de cumplir.
Esta obra, cuenta la historia del joven Silvio  Astier como ya lo había mencionado, quien sumido en la miseria y motivado por las andanzas de un personaje de la literatura (Ricambole) se une  a Enrique, un amigo suyo y a otro falsificador para delinquir. Es en ese universo donde cree entrever  su destino, será escritor o será uno de sus héroes, uno de  los bandoleros que devora en sus folletines semanales. Silvio se encuentra en una encrucijada, necesita huir de la miseria y sentirse valorado por una extraña y distante sociedad y recurre a su capacidad creativa aun sin importarle si hace el bien o el mal, también pueden verse como una búsqueda urgente de salida o de sublimación personal de los sueños o la literatura.
Silvio  debe tratar de subsistir, por amor a su madre, intentará “encamisarse” encontrar un trabajo honrado y un sueldo digno, pero chocará una vez más con la inevitable realidad de los oprimidos. Esto lo llevará trabajar en una librería inmunda donde ganará apenas unas monedas, mientras es testigo de las peleas de matrimonio que  la comanda.
Así asistimos a sus oscuras frustraciones: Astier es más que consiente de su realidad, sabe que le ha tocado en suerte ser la parte menos importante de un mundo hermético e insensible en donde él es apenas un objeto útil en algunas circunstancias solo para quienes ostentan mayor poder económico y son quienes dominan el mundo real que desde esa posición ya conoce muy bien.
Al fin entiende que el camino de la espera es el erróneo, pues las clases dominantes nunca se darán por enteradas de la situación de un chico de sus condiciones. Tratando de reivindicarse y haciendo gala de su creatividad intenta ingresar en el ejército, pero es rechazado también de allí.
“aquí no necesitamos personas inteligentes, sino brutos para el trabajo” es la sentencia del superior que le hace comprender que tampoco la creatividad es valorada en este mundo egoísta.
Tiempo después vuelve a encontrarse con Enrique, su viejo amigo, quien lo instruye en las leyes Darwinianas: "Sobrevive el más apto, hay que estar preparado para el mundo de hoy". Su trabajo como repartidor y vendedor de papeles no lo satisface, por lo que toma una sorpresiva decisión. Conocerá al Rengo, y entonces decidirá invertir sus mundos, hacer realidad la ficción. Llegará el momento de planear el robo perfecto junto al nuevo amigo, será la ocasión de convertirse en su admirado Rocambole y sellar un destino que Astier ha creído marcado. Pero   por razones inexplicables decide defraudar a su amigo  lo delata y entrega  convirtiéndose en JUDAS.
En un tiempo de aparente prosperidad para el país, esta obra habla crudamente de la crisis de los proyectos modernizadores del siglo XIX, que habían convertido a Buenos Aires en una babélica ciudad de inmigrantes, moradores de inquilinatos y conventillos cuya única realidad era la de las calles en que se desenvolvía su lucha por la vida. Arlt descubre, a través de las páginas de esta obra, vidas difíciles en un Buenos Aires hasta entonces prácticamente ignorado, la cara oculta de una Argentina agitada por conflictos ideológicos y de clase, amenazada por una crisis económica inminente, observada por los militares que dominarían la escena política a partir de 1930. Una Buenos Aires y una Argentina que, sin dudas, conoce muy bien.
La excepcional lucidez de Arlt haría de esta primera obra, interpretable como la voz de los postergados por el sistema social vigente, el punto de partida de la novela argentina contemporánea.

martes, 8 de junio de 2010

miércoles, 2 de junio de 2010

Algo interesante sobre Rayuela

La aparición de Rayuela en 1963 fue una verdadera revolución dentro de la novelística en lengua castellana: por primera vez, un escritor llevaba hasta las últimas consecuencias la voluntad de transgredir el orden tradicional de una historia y el lenguaje para contarla. El resultado es este libro único, abierto a múltiples lecturas, lleno de humor, de riesgo y de una originalidad sin precedentes.



El amor turbulento de Oliveira y La Maga, los amigos del Club de la Serpiente, las caminatas por París en busca del cielo y el infierno tienen su contracara en la aventura simétrica de Oliveira, Talita y Traveler en un Buenos Aires teñido por el recuerdo.



y otrico:

Que Rayuela no es una novela corriente queda claro desde un primer momento: en la primera página, Julio Cortázar nos invita a seguir uno de los dos modos posibles para leer. Así, tenemos un primer libro, que se lee de la manera habitual, con la única peculiaridad de que no terminamos en el último capítulo (ni, por tanto, en la última página), sino en el número 56 (en total son 155). El segundo libro que propone el autor es tremendamente original, pues hay que seguir un "tablero de dirección", que nos lleva de un capítulo a otro hasta recorrer los 155, pero no de manera consecutiva; así, empezamos en el capítulo 73, de donde vamos al 1, de aquí al 2, de éste al 116... y concluye en el 131.



De este modo, Cortázar rompe con la hasta entonces ineludible obligación de acabar un libro cuando se acaban las páginas, y leemos sin saber cuándo vamos a terminar la historia. Esta ruptura con lo convencional hace de Rayuela una antinovela, pero no es lo único. Otra de las reglas novelescas de las que Cortázar se ríe es la de la trama: se supone que en una novela ha de haberla, que han de pasarle muchas cosas a los protagonistas y al mundo que les rodea, pero en Rayuela no es así. A pesar de la extensión del libro, la trama es aquí prácticamente inexistente (y aun así engancha como pocos).



Los capítulos del libro están divididos en tres partes: del lado de allá, del lado de acá, y de otros lados. El primer libro que propone Cortázar (el más normal) sólo incluye las dos primeras partes, y se leen en ese orden. En el segundo también se sigue ese orden, pero intercalando continuamente capítulos de otros lados ("capítulos prescindibles", según el propio autor).



En el "lado de allá", se narra la vida (en la que, insisto, no pasa prácticamente nada) del protagonista, Horacio Oliveira, en París. Asistimos con él a las reuniones del Club de la Serpiente, nos paseamos por la fría capital francesa de madrugada, observamos el amor poco habitual que existe entre él y La Maga... Cuando estamos "acá", lo vemos en Buenos Aires (su ciudad) junto a su amigo de juventud Traveler, que está casado con Talita, en quien Oliveira verá reflejada a su añorada Maga; y en el sofocante calor de la capital argentina veremos cómo Oliveira sigue renunciando a crecer y convertirse en un hombre como todos los demás refugiándose en la lectura, la música y el pasado... Los capítulos "de otros lados" son de lo más variado: el estribillo de una canción, una cita de un libro, un titular de periódico, más frases que amplian una conversación...



Leer Rayuela es escuchar jazz y tangos, tomarse unas copas o unos mates entre cigarro y cigarro, hablar de infinidad de libros, compadecer a algunos personajes y detestar a otros, pasearse por las madrugadas de dos ciudades tan distintas y hermosas como París y Buenos Aires... Leer Rayuela es también disfrutar de los innumerables juegos de palabras y con el lenguaje que hace Cortázar (como los cambios de registros, o la invención de idiomas), de su increíble facultad para combinar magistralmente momentos de un irónico sentido del humor (como la escena con la pianista, o la indiferencia con que algunos se toman el intento de suicidio de uno de sus amigos) con otros de un intenso dramatismo (como lo que ocurre con Rocamadour), de su inacabable originalidad (como en el capítulo 34, en el que según leamos las líneas pares o las impares tendremos uno u otro texto)...



Pero lo que más me gusta de Rayuela es que se trata de una (anti)novela inacabable, en más de un sentido. En primer lugar, porque si elegimos el "segundo libro" que propone Cortázar (es decir, si seguimos el tablero de dirección), no se llega nunca a un final, ya que el penúltimo capítulo nos conduce al último y viceversa. En segundo lugar, Rayuela es inacabable porque el lector puede inventarse sus propias combinaciones: al no haber apenas trama, podemos ir de un capítulo a otro según nuestro antojo. Cortázar nos brinda así la posibilidad de convertirnos (en parte) en creadores y "escribir" nuestro propio libro partiendo del que tenemos entre las manos. Esta posibilidad (que recomiendo encarecidamente) me resultó irresistible desde el primer momento y la he llevado a cabo en más de una ocasión, haciendo de cada lectura una distinta.



Rayuela también es inacabable porque por ella no pasa el tiempo, nunca se quedará desfasada, nunca ha habido ni habrá nada parecido a ella, y en consecuencia todo lo que se ha dicho y se dice sobre esta obra no es nada en comparación con lo que se dirá. Es una Obra Maestra con mayúsculas, que ocupa un lugar principal en el Olimpo de la Literatura, del tamaño de la Odisea, el Quijote, Fausto o Ulises, por poner unos ejemplos.



Pero Rayuela es inacabable fundamentalmente porque es una novela obsesiva, obsesionante, compleja, apasionante, y sobre todo imposible de olvidar. Sus conversaciones no desaparecen al cerrar el libro y sus personajes no se conforman con quedarse en nuestra memoria, sino que son de carne y hueso. A esto sólo le encuentro dos explicaciones: o bien Cortázar era un hechicero que creó un libro de cuyas páginas surge un mundo tan real para los sentidos como el mundo en el que estamos, o bien Cortázar era un genio que creó un libro cuya lectura nos convierte no en un mero observador, sino en un personaje más.

lunes, 31 de mayo de 2010

Julio Cortázar

El sentimiento de lo fantástico


Yo he sido siempre y primordialmente considerado como un prosista. La poesía es un poco mi juego secreto, la guardo casi enteramente para mí y me conmueve que esta noche dos personas diferentes hayan aludido a lo que yo he podido hacer en el campo de la poesía. (...) he pensado que me gustaría hablarles concretamente de literatura, de una forma de literatura: el cuento fantástico.

Yo he escrito una cantidad probablemente excesiva de cuentos, de los cuales la inmensa mayoría son cuentos de tipo fantástico. El problema, como siempre, está en saber qué es lo fantástico. Es inútil ir al diccionario, yo no me molestaría en hacerlo, habrá una definición, que será aparentemente impecable, pero una vez que la hayamos leído los elementos imponderables de lo fantástico, tanto en la literatura como en la realidad, se escaparán de esa definición.

Ya no sé quién dijo, una vez, hablando de la posible definición de la poesía, que la poesía es eso que se queda afuera, cuando hemos terminado de definir la poesía. Creo que esa misma definición podría aplicarse a lo fantástico, de modo que, en vez de buscar una definición preceptiva de lo que es lo fantástico, en la literatura o fuera de ella, yo pienso que es mejor que cada uno de ustedes, como lo hago yo mismo, consulte su propio mundo interior, sus propias vivencias, y se plantee personalmente el problema de esas situaciones, de esas irrupciones, de esas llamadas coincidencias en que de golpe nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad tienen la impresión de que las leyes, a que obedecemos habitualmente, no se cumplen del todo o se están cumpliendo de una manera parcial, o están dando su lugar a una excepción.

Ese sentimiento de lo fantástico, como me gusta llamarle, porque creo que es sobre todo un sentimiento e incluso un poco visceral, ese sentimiento me acompaña a mí desde el comienzo de mi vida, desde muy pequeño, antes, mucho antes de comenzar a escribir, me negué a aceptar la realidad tal como pretendían imponérmela y explicármela mis padres y mis maestros. Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante.

Ese sentimiento, que creo que se refleja en la mayoría de mis cuentos, podríamos calificarlo de extrañamiento; en cualquier momento les puede suceder a ustedes, les habrá sucedido, a mí me sucede todo el tiempo, en cualquier momento que podemos calificar de prosaico, en la cama, en el ómnibus, bajo la ducha, hablando, caminando o leyendo, hay como pequeños paréntesis en esa realidad y es por ahí, donde una sensibilidad preparada a ese tipo de experiencias siente la presencia de algo diferente, siente, en otras palabras, lo que podemos llamar lo fantástico. Eso no es ninguna cosa excepcional, para gente dotada de sensibilidad para lo fantástico, ese sentimiento, ese extrañamiento, está ahí, a cada paso, vuelvo a decirlo, en cualquier momento y consiste sobre todo en el hecho de que las pautas de la lógica, de la causalidad del tiempo, del espacio, todo lo que nuestra inteligencia acepta desde Aristóteles como inamovible, seguro y tranquilizado se ve bruscamente sacudido, como conmovido, por una especie de, de viento interior, que los desplaza y que los hace cambiar.

Un gran poeta francés de comienzos de este siglo, Alfred Jarry, el autor de tantas novelas y poemas muy hermosos, dijo una vez, que lo que a él le interesaba verdaderamente no eran las leyes, sino las excepciones de las leyes; cuando había una excepción, para él había una realidad misteriosa y fantástica que valía la pena explorar, y toda su obra, toda su poesía, todo su trabajo interior, estuvo siempre encaminado a buscar, no las tres cosas legisladas por la lógica aristotélica, sino las excepciones por las cuales podía pasar, podía colarse lo misterioso, lo fantástico, y todo eso no crean ustedes que tiene nada de sobrenatural, de mágico, o de esotérico; insisto en que por el contrario, ese sentimiento es tan natural para algunas personas, en este caso pienso en mí mismo o pienso en Jarry a quien acabo de citar, y pienso en general en todos los poetas; ese sentimiento de estar inmerso en un misterio continuo, del cual el mundo que estamos viviendo en este instante es solamente una parte, ese sentimiento no tiene nada de sobrenatural, ni nada de extraordinario, precisamente cuando se lo acepta como lo he hecho yo, con humildad, con naturalidad, es entonces cuando se lo capta, se lo recibe multiplicadamente cada vez con más fuerza; yo diría, aunque esto pueda escandalizar a espíritus positivos o positivistas, yo diría que disciplinas como la ciencia o como la filosofía están en los umbrales de la explicación de la realidad, pero no han explicado toda la realidad, a medida que se avanza en el campo filosófico o en el científico, los misterios se van multiplicando, en nuestra vida interior es exactamente lo mismo.

Si quieren un ejemplo para salir un poco de este terreno un tanto abstracto, piensen solamente en eso que utilizamos continuamente y que es nuestra memoria. Cualquier tratado de psicología nos va a dar una definición de la memoria, nos va a dar las leyes de la memoria, nos va a dar los mecanismos de funcionamiento de la memoria. Y bien, yo sostengo que la memoria es uno de esos umbrales frente a los cuales se detiene la ciencia, porque no puede explicar su misterio esencial, esa memoria que nos define como hombres, porque sin ella seríamos como plantas o piedras; en primer lugar, no sé si alguna vez se les ocurrió pensarlo, pero esa memoria es doble; tenemos dos memorias, una que es activa, de la cual podemos servirnos en cualquier circunstancia práctica y otra que es una memoria pasiva, que hace lo que le da la gana: sobre la cual no tenemos ningún control.

Jorge Luis Borges escribió un cuento que se llama “Funes el memorioso”, es un cuento fantástico, en el sentido de que el personaje Funes, a diferencia de todos nosotros, es un hombre que posee una memoria que no ha olvidado nada, y cada vez que Funes ha mirado un árbol a lo largo de su vida, su memoria ha guardado el recuerdo de cada una de las hojas de ese árbol, de cada una de las irisaciones de las gotas de agua en el mar, la acumulación de todas las sensaciones y de todas las experiencias de la vida están presentes en la memoria de ese hombre. Curiosamente en nuestro caso es posible, es posible que todos nosotros seamos como Funes, pero esa acumulación en la memoria de todas nuestras experiencias pertenecen a la memoria pasiva, y esa memoria solamente nos entrega lo que ella quiere.

Para completar el ejemplo si cualquiera de ustedes piensa en el número de teléfono de su casa, su memoria activa le da ese número, nadie lo ha olvidado, pero si en este momento, a los que de ustedes les guste la música de cámara, les pregunto cómo es el tema del andante del cuarteto 427 de Mozart, es evidente que, a menos de ser un músico profesional, ninguno de ustedes ni yo podemos silbar ese tema y, sin embargo, si nos gusta la música y conocemos la obra de Mozart, bastará que alguien ponga el disco con ese cuarteto y apenas surja el tema nuestra memoria lo continuará. Comprenderemos en ese instante que lo conocíamos, conocemos ese tema porque lo hemos escuchado muchas veces, pero activamente, positivamente, no podemos extraerlo de ese fondo, donde quizá como Funes, tenemos guardado todo lo que hemos visto, oído, vivido.

Lo fantástico y lo misterioso no son solamente las grandes imaginaciones del cine, de la literatura, los cuentos y las novelas. Está presente en nosotros mismos, en eso que es nuestra psiquis y que ni la ciencia, ni la filosofía consiguen explicar más que de una manera primaria y rudimentaria.

Ahora bien, si de ahí, ya en una forma un poco más concreta, nos pasamos a la literatura, yo creo que ustedes están en general de acuerdo que el cuento, como género literario, es un poco la casa, la habitación de lo fantástico. Hay novelas con elementos fantásticos, pero son siempre un tanto subsidiarios, el cuento en cambio, como un fenómeno bastante inexplicable, en todo caso para mí, le ofrece una casa a lo fantástico; lo fantástico encuentra la posibilidad de instalarse en un cuento y eso quedó demostrado para siempre en la obra de un hombre que es el creador del cuento moderno y que se llamó Edgar Allan Poe. A partir del día en que Poe escribió la serie genial de su cuento fantástico, esa casa de lo fantástico, que es el cuento, se multiplicó en las literaturas de todo el mundo y además sucedió una cosa muy curiosa y es que América Latina, que no parecía particularmente preparada para el cuento fantástico, ha resultado ser una de las zonas culturales del planeta, donde el cuento fantástico ha alcanzado sus exponentes, algunos de sus exponentes más altos. Piensen, los que se preocupan en especial de literatura, piensen en el panorama de un país como Francia, Italia o España, el cuento fantástico no existe o existe muy poco y no interesa, ni a autores, ni a lectores; mientras que, en América Latina, sobre todo en algunos países del cono sur: en el Uruguay , en la Argentina... ha habido esa presencia de lo fantástico que los escritores han traducido a través del cuento. Cómo es posible que en un plazo de treinta años el Uruguay y la Argentina hayan dado tres de los mayores cuentistas de literatura fantástica de la literatura moderna. Estoy naturalmente citando a Horacio Quiroga, a Jorge Luis Borges y al uruguayo Felisberto Hernández, todavía, injustamente, mucho menos conocido.

En la literatura lo fantástico encuentra su vehículo y su casa natural en el cuento y entonces, a mí personalmente no me sorprende, que habiendo vivido siempre con la sensación de que entre lo fantástico y lo real no había límites precisos, cuando empecé a escribir cuentos ellos fueran de una manera casi natural, yo diría casi fatal, cuentos fantásticos.

(...) Elijo para demostrar lo fantástico uno de mis cuentos, La noche boca arriba, y cuya historia, resumida muy sintéticamente, es la de un hombre que sale de su casa en la ciudad de París, una mañana, en una motocicleta y va a su trabajo, observando, mientras conduce su moto, los altos edificios de concreto, las casas, los semáforos y en un momento dado equivoca una luz de semáforo y tiene un accidente y se destroza un brazo, pierde el sentido y al salir del desmayo, lo han llevado al hospital, lo han vendado y está en una cama, ese hombre tiene fiebre y tiene tiempo, tendrá mucho tiempo, muchas semanas para pensar, está en un estado de sopor, como consecuencia del accidente y de los medicamentos que le han dado; entonces se adormece y tiene un sueño; sueña curiosamente que es un indio mexicano de la época de los aztecas, que está perdido entre las ciénagas y se siente perseguido por una tribu enemiga, justamente los aztecas que practicaban aquello que se llamaba la guerra florida y que consistía en capturar enemigos para sacrificarlos en el altar de los dioses.

Todos hemos tenido y tenemos pesadillas así. Siente que los enemigos se acercan en la noche y en el momento de la máxima angustia se despierta y se encuentra en su cama de hospital y respira entonces aliviado, porque comprende que ha estado soñando, pero en el momento en que se duerme la pesadilla continúa, como pasa a veces y entonces, aunque él huye y lucha es finalmente capturado por sus enemigos, que lo atan y lo arrastran hacia la gran pirámide, en lo alto de la cual están ardiendo las hogueras del sacrificio y lo está esperando el sacerdote con el puñal de piedra para abrirle el pecho y quitarle el corazón. Mientras lo suben por la escalera, en esa última desesperación, el hombre hace un esfuerzo por evitar la pesadilla, por despertarse y lo consigue; vuelve a despertarse otra vez en su cama de hospital, pero la impresión de la pesadilla ha sido tan intensa, tan fuerte y el sopor que lo envuelve es tan grande, que poco a poco, a pesar de que él quisiera quedarse del lado de la vigilia, del lado de la seguridad, se hunde nuevamente en la pesadilla y siente que nada ha cambiado. En el minuto final tiene la revelación. Eso no era una pesadilla, eso era la realidad; el verdadero sueño era el otro. Él era un pobre indio, que soñó con una extraña, impensable ciudad de edificios de concreto, de luces que no eran antorchas, y de un extraño vehículo, misterioso, en el cual se desplazaba, por una calle.

Si les he contado muy mal este cuento es porque me parece que refleja suficientemente la inversión de valores, la polarización de valores, que tiene para mí lo fantástico y, quisiera decirles además, que esta noción de lo fantástico no se da solamente en la literatura, sino que se proyecta de una manera perfectamente natural en mi vida propia.

Terminaré este pequeño recuento de anécdotas con algo que me ha sucedido hace aproximadamente un año. Ocho años atrás escribí un cuento fantástico que se llama “Instrucciones para John Howell”, no les voy a contar el cuento; la situación central es la de un hombre que va al teatro y asiste al primer acto de una comedia, más o menos banal, que no le interesa demasiado; en el intervalo entre el primero y el segundo acto dos personas lo invitan a seguirlos y lo llevan a los camerinos, y antes de que él pueda darse cuenta de lo que está sucediendo, le ponen una peluca, le ponen unos anteojos y le dicen que en el segundo acto él va a representar el papel del actor que había visto antes y que se llama John Howell en la pieza.

“Usted será John Howell”. Él quiere protestar y preguntar qué clase de broma estúpida es esa, pero se da cuenta en el momento de que hay una amenaza latente, de que si él se resiste puede pasarle algo muy grave, pueden matarlo. Antes de darse cuenta de nada escucha que le dicen “salga a escena, improvise, haga lo que quiera, el juego es así”, y lo empujan y él se encuentra ante el público... No les voy a contar el final del cuento, que es fantástico, pero sí lo que sucedió después.

El año pasado recibí desde Nueva York una carta firmada por una persona que se llama John Howell. Esa persona me decía lo siguiente: “Yo me llamo John Howell, soy un estudiante de la universidad de Columbia, y me ha sucedido esto; yo había leído varios libros suyos, que me habían gustado, que me habían interesado, a tal punto que estuve en París hace dos años y por timidez no me animé a buscarlo y hablar con usted. En el hotel escribí un cuento en el cual usted es el protagonista, es decir que, como París me ha gustado mucho, y usted vive en París, me pareció un homenaje, una prueba de amistad, aunque no nos conociéramos, hacerlo intervenir a usted como personaje. Luego, volví a N.Y, me encontré con un amigo que tiene un conjunto de teatro de aficionados y me invitó a participar en una representación; yo no soy actor, decía John, y no tenía muchas ganas de hacer eso, pero mi amigo insistió porque había otro actor enfermo. Insistió y entonces yo me aprendí el papel en dos o tres días y me divertí bastante. En ese momento entré en una librería y encontré un libro de cuentos suyos donde había un cuento que se llamaba “Instrucciones para John Howell”. ¿Cómo puede usted explicarme esto, agregaba, cómo es posible que usted haya escrito un cuento sobre alguien que se llama John Howell, que también entra de alguna manera un poco forzado en el teatro, y yo, John Howell, he escrito en París un cuento sobre alguien que se llama Julio Cortázar.

Yo los dejo a ustedes con esta pequeña apertura, sobre el misterio y lo fantástico, para que cada uno apele a su propia imaginación y a su propia reflexión y desde luego, a partir de este minuto estoy dispuesto a dialogar y a contestar, como pueda, las preguntas que me hagan.

FIN

lunes, 19 de abril de 2010

EL MATADERO

El texto El Matadero, elaborado por Esteban Echeverría entre 1838 y 1840 y publicado por primera vez por un amigo suyo en 1871 en la Revista del Río de la Plata, es asociado a distintos géneros de la literatura de la época, como la naturaleza periodística literaria que presentaban los artículos de las revistas francesas, el espíritu reformador de los cuadros de costumbres de Larra y el espíritu rompedor del movimiento romántico europeo, por lo cual, representa el periodo romántico argentino. Por otra parte, la obra de Echevarría es considerada también el primer cuento realista del Río de la Plata.

Por lo que hace al contexto histórico, el relato se centra en el momento inmediato posterior a la emancipación americana, momento en que reina el caos en Argentina. La situación, planteó el conflicto de la polarización del estado argentino en dos partidos: el partido Federal y el Unitario. El partido federalista, apoyados por el peso político de la capital Buenos Aires y por los núcleos rurales, gobernó Argentina liderados por el presidente Rosas. Este grupo, apoyó un gobierno federal basándose en el modelo confederacional de los Estados Unidos, cuyas leyes y derechos fueran distributivamente igual en todas las regiones del estado. En cuanto a los Unitarios, estos preferían el modelo europeo y procuraban para el estado, a diferencia de los federales, un gobierno unitario y centralista, inspirado por los ilustrados de la época y apoyado por las grandes élites. Por otro lado, también existe la figura del gaucho argentino (predecesor del actual cow-boy), individuo independiente que trabajaba por libre en las haciendas y estaba apoyado por los federalistas.

Contando con estos datos y teniendo en cuenta la bipolaridad de ideologías que convivían en Argentina durante el siglo XIX, no es difícil deducir los conflictos y la crispación que se vivían por aquel entonces. Fueron estos hechos los que motivaron e inspiraron a Esteban Echevarría en la realización de su obra.

La trama argumental de la obra, texto híbrido de clara intención didáctica y evidente naturalismo, pretende crear conciencia –por medio de recursos fundamentales como la ironía (lítote), el sarcasmo (humor para desarrollar una función social), la crudeza en representar el realismo, y la exageración de los detalles– a la sociedad, y demostrar el derecho de justicia.

En el texto, el autor responde a la necesidad de crear paralelismo entre dos espacios o mundos, microcosmos y macrocosmos, a partir de los cuales sugiere importantes ideas dentro del relato que asocia, por medio de símbolos e imágenes, a la situación dramática del estado argentino.

En lo que corresponde al microcosmos y macrocosmos alegórico que se muestra implícito en el texto, de lo general a lo concreto, el autor escogió, para su obra, un espacio situado a las afueras de la urbe, un espacio fronterizo, un “no-espacio”, en el cual situó el Matadero de la Convalecencia o del Alto. El matadero es un escenario que por su naturaleza ya connota ideas y sensaciones más próximas a la barbarie que a lo civilizado: en él, conviven personas y animales y su única función es matar el ganado, como propiamente cita su nombre. El matarife del matadero, Matasiete, es el personaje que puede decidir en el lugar, tiene el poder de dictaminar vida o muerte. Este individuo representa la figura del gaucho matrero, ciudadano clasificado jerárquicamente en bajo nivel social, personajes de los cuales el gobierno federalista se sirvió para mantenerse en la cumbre del poder. De tal modo, plantea un paisaje que corresponde al país argentino según Echevarría, la Argentina bajo el dominio del Restaurador Rosas, por lo que puede relacionarse la figura del gobernador a la del matadero; el espíritu demagógico con el que tacha el autor al ideal federalista.

También, las fuertes lluvias torrenciales que arrasan por completo el lugar narrado, inundando caminos, pantanos, las calles de entrada y salida de la ciudad; ejemplifican, de un modo indirecto, el tormentoso vivir que soportaba la sociedad argentina por aquel entonces: “[…] aguas que venían buscando su cauce y las hizo correr hinchadas por sobre campos, terraplenes, arboledas, caseríos, y extenderse como un lago inmenso por todas las bajas tierras.”

Por otra parte, en el relato aparecen diversas figuras que también simbolizan elementos propios de la sociedad que critica. Es el caso de un grupo de personajes, como el toro que se escapa embravecido cuando lo van a matar, el joven muchacho que acaba falleciendo en el matadero y las cincuenta reses que matan para ser comidas, que el autor atañe a la figura del unitario, personaje no correspondido con la vida que le ha tocado y que no se encuentra en el lugar en que debiere estar: la sociedad está en deuda con él. Viene a ser un espacio sin salida para sus víctimas.

Es necesario recalcar que Echevarría descubre notoriamente su posición totalmente anticlerical. El autor reprocha a la iglesia y su modo de hacer las cosas, la cual se basa exclusivamente en el propio beneficio. Satiriza la imagen que tiene el poder eclesiástico en Argentina y se opone a sus valores jugando a crear humor con sus palabras: “¡Cosa extraña que haya estómagos privilegiados y estómagos sujetos a leyes inviolables y que la iglesia tenga la llave de los estómagos! / “Pero no es extraño, supuesto que el diablo con la carne suele meterse en el cuerpo y que la iglesia tiene el poder de conjurarlo…”.

En un ámbito más concreto, podemos hablar del símbolo de la mazorca y el de la mujer del Restaurador Rosas, la “heroína doña Encarnación Ezcurra”. Son dos elementos que van unidos: la mazorca (calambur de “más horca”) es el órgano opresor que llevaban a cabo los rosistas para mantener el orden en Argentina. Este organismo fue empadronado por la esposa del dictador, a la cual los federales otorgan grandes alabanzas y elogios aún después de muerta, como aparece en el texto de Echevarría: “Viva la Federación”, “Viva El restaurador y la heroína Encarnación Ezcurra”, “Mueran los salvajes unitarios”. Como no es difícil suponer al leerse el texto, el personaje antagonista de la sociedad que se plantea, el joven unitario que acaba muriendo a manos de los federales, personifica la civilización, la intelectualidad, la poca ilustración que aun se mantiene en pie en Argentina.

En suma, el juego que realiza Esteban Echevarría en la composición de su obra, extrapolando las imágenes e ideas que aparecen en el relato a la inestable y desastrosa situación que soporta el país argentino, pretende establecer la función social didáctica de crear conciencia al lector de tan grotesco escenario, del cual no se puede evadir.

viernes, 16 de abril de 2010

El XV Congreso Nacional de Literatura Argentina se realizará en la UNC

En esta edición, el eje será "1810-2010: literatura y política. En torno a la Revolución y las revoluciones en Argentina y América Latina". Está confirmada la presencia de destacados intelectuales y escritores, como Juan Sasturain, María Rosa Lojo y Jorge Aguilar Mora. [18.05.2009]



Del 1 al 3 de julio se llevará a cabo en la Universidad Nacional de Córdoba el XV Congreso Nacional de Literatura Argentina "1810-2010: literatura y política. En torno a la Revolución y las revoluciones en Argentina y América Latina".

Según manifestó la coordinadora del encuentro, Cecilia Corona Martínez, el eje de esta edición se eligió teniendo en cuenta los Bicentenarios emancipadores de los países de América Latina. "Es un momento propicio para reflexionar y discutir, con una visión actualizada, los procesos de formación y consolidación de la literatura argentina en diálogo con las literaturas regionales y del continente", dijo.

De esa manera, la convocatoria propone re-pensar las relaciones entre literatura y política en sus múltiples aspectos y alcances mediante la problematización crítica, que contemple la posibilidad de nuevos paradigmas epistemológicos.

A partir de ponencias y disertaciones de docentes, investigadores y estudiantes, se aspira a promover el debate sobre el concepto de revolución, no sólo como fenómeno político sino como campo de hegemonía, ruptura y cambio en las estéticas literarias y en la formulación de nuevas poéticas.

Entre las visitas destacadas que confirmaron su presencia se cuentan: Jorge Aguilar Mora, Elena Altuna, Diana Bellessi, Enrique Foffani, Cristina Iglesia, María Rosa Lojo, Zulma Palermo, Eduardo Romano, Sylvia Saítta, Juan Sasturain, Alejandro Tantanián y Ana María Zubieta.

Tal como indica Corona Martínez, las ediciones anteriores del Congreso de Literatura Argentina se realizaron en otras universidades públicas y cada eje de discusión elegido resultó significativo para el desarrollo de los estudios sobre literatura nacional, en el país y el continente.

El evento está organizado por la Escuela de Letras, el Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades y la Facultad de Filosofía y Humanidades; y se realizará en las instalaciones de esa unidad académica.


DATOS

Los ejes temáticos son: Procesos político-literarios: Revolución de Mayo- Centenario-Bicentenario; Configuraciones de la Nación: Nación, regiones y globalización; Problema de las fronteras: viajes, exilios y migraciones; Colonización y descolonización: tensiones políticas y estéticas en la cultura argentina y latinoamericana; Representaciones de la alteridad y nuevas subjetividades; Representaciones de la identidad criolla en la trayectoria de América Latina; Intelectuales: entre legitimidades y representatividades; Representaciones e intertextualidades; Formación y revisión del canon; Historias de la literatura y metacrítica; Formación y revisión de líneas alternativas y marginales en la literatura argentina; La literatura y su circulación: políticas culturales y prácticas de lectura y escritura.


CONTACTO

Para mayor información contactarse a: congresodeliteraturaargentina@yahoo.com.ar
Blog del Congreso: www.congresodeliteraturaargentina.blogspot.com

Dirección postal del Congreso: Universidad Nacional de Córdoba. Facultad de Filosofía y Humanidades. Ciudad Universitaria. Pabellón Francia. Planta Baja. Escuela de Letras. Córdoba 5000.


sábado, 27 de marzo de 2010

Biografía de Don Manuel Belgrano



LITERATURA ARGENTINA I ENSAYO

 Don Manuel Belgrano un héroe inigualable

En los anales de la historia argentina podemos encontrar varios héroes que lucharon por, nuestra patria por sus ideales de libertad, cultura, sin embargo entre todos ellos se destaca la noble figura de Don Manuel Belgrano quien ha luchado de una manera desmedida, digna y ejemplar como nadie más lo supo hacer por nuestra nación . Dejó sus bienes familias, todo, en propósito de participar de las luchas emancipadoras, a pesar de no ser un militar de carrera, sino un simple abogado.


Su causa justa lo condujo a vivir precariamente rodeado de la pobreza de la gente del interior de la muerte de sus soldados pero también con la conciencia tranquila de haber cumplido con sus objetivos.

Su amor por lo indigenista lo hizo pretender que gobernara este suelo americano un monarca Inca.

Lo que pretendo demostrar en este ensayo recordando a nuestro ilustre hombre es que ya no existen héroes de esa magnitud ni nada que se le parezca.

En la actualidad no se encuentran hombres como Belgrano con grandes y nobles metas. Su pasión por la libertad y unificación del territorio le significó su intervención en numerosas campañas, así como también se entusiasmo por la política y economía lo cual lo llevó a cumplir un rol protagónico en la Revolución de Mayo.

También pretendió una educación digna, un claro ejemplo de esto fue cuando recibe un premio por los triunfos de Tucumán y Salta, la Asamblea del Año XIII le otorgó a Belgrano 40.000 pesos oro. Don Manuel lo destina a la construcción de cuatro escuelas públicas ubicadas en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. Además redactó un moderno reglamento para estas escuelas que, dice, en su artículo primero que el maestro de escuela debe ser bien remunerado, por ser su tarea de las más importantes de lasque se puedan ejercer. Pero lamentablemente, el dinero donado por Belgrano fue destinado por el Triunvirato y los gobiernos sucesivos a otras cosas y las escuelas nunca se construyeron y Belgrano murió en la pobreza total.

Al recordar toda su vida heroica, puedo decir que es incomparable todo lo que realizó, y lo hizo de una manera tan noble y plausible sin ningún tipo de corrupción por que murió en la miseria donando dinero para el beneficio de la educación actitudes que hoy son escasas o nulas, ¿Qué político del siglo XX donó dinero o parte de su riqueza para crear escuelas? ¿Quien pensó en los docentes como él?

Las mayorías de los políticos que asumen ya sea como presidentes concejales, diputados etc piensan solamente en ellos mismo, pretende enriquecerse más y aumentar sus bienes como en el caso del kirchnerismo que fue denunciado por su crecimiento ilícito, Menen que vendió prácticamente todas nuestras empresas productivas que daban fuente de trabajo a los pobladores, a consecuencia de esto hubo una gran cantidad de desempleados, si tuviera que mencionar todas las corrupciones de nuestros gobernantes de los que estuvieron y están a cargo de nuestra Patria, no termino más, son innumerables.

Esta comparación entre Belgrano un héroe ejemplar que lucho por nuestra nación pretendiendo lo mejor sacrificando su vida sin importarle en lo más mínimo el poder y la riqueza,  y algunos políticos, ciudadanos de hoy que son indiferentes a la patria no tienen un mínimo de respeto ni amor, son egoísta solo piensan en ellos mismo, es para reflexionar. Ese fervor y pasión con el que luchó nuestro héroe,  no tiene punto de comparación con el actuar de los hombre de hoy.

"Crónicas del Angel Gris", por Alejandro Dolina. Ilustración de Carlos Nine.

Niños, libros y lecturas


Las novelas decimonónicas sobre el Imperio Romano se esfuerzan en reconstruir la época de los Césares y apenas consiguen revelar las preferencias y gustos del siglo XIX. Sucede que los cónsules, los senadores y los emperadores no pueden disimular el acento de las tertulias parisinas, por mucho que se esfuerce el escritor. Esto no debe apuntarse como un reproche sino más bien como una fatalidad que conviene saber antes de la lectura.

Algo parecido sucede con los libros para chicos. Escritos desde un mundo diferente, suelen referir historias que suenan falsas, protagonizadas por seres lejanos e incomprensibles. Ante su propia creación, los autores suelen afectar una especiie de perpleja benevolencia, la misma que se usa en la descripción de las costumbres de los salvajes.

Alguien podrá decir que lo más conveniente es que los romanos escriban sobre el imperio, y los niños sobre la infancia. Objeción: los romanos no escriben ya y los niños no lo hacen todavía. De unos y otros nos separa el tiempo.

Puede aducirse que mientras ningún escritor actual ha sido ciudadano del Imperio, casi todos han sido niños. Sin embargo, un complicado abismo de olvidos y falsos recuerdos parece alejarnos de nuestras emociones infantiles. Los literatos que se fingen chicos no consiguen engañar a nadie.

A decir verdad, no es posible ni siquiera saber con certeza si los niños disfrutan de los libros que se les preparan.

Con mucha cautela, me atrevería a apostar que no. Evocaciones que acaso invento ahora me remiten a las historias de terror, las investigaciones de Mister Reeder, el Padre Brown y el poema A Margarita Debayle , creaciones todas que poco tienen de infantiles.

Me parece también recordar que a mis cuatro o cinco años escuchaba con mas placer La Copa del Olvido o Mi Noche Triste , que las cargosas pamplinas sobre faroleras tropezadas.

Así, menos en forma de teoría que de sospecha, postulo que un libro que entretiene a un chico debe ser capaz de hacerlo con un adulto. Desde luego, la admiración no sirve en el orden inverso: toda obra necesita una información previa por parte del lector para ser comprendida. El cuento El inmortal , de Jorge Luis Borges, resultaría incomprensible -o insulso- para quien desconociera la existencia de Homero.

La medición de un hexámetro exige saber latín. Presiento, sin embargo, que miles de cuentos y novelas pueden ser leídos sin penuria por los chicos y sin aburrimiento por los mayores. Los ejemplos son tan contundentes que me averguenzan: La Isla del Tesoro , los cuentos de Oscar Wilde, Las Mil y una Noches, las maravillas y horrores de la mitología clásica.

Frente a estas obras, los coloridos volúmenes de las colecciones infantiles resultan bastante insípidos.

A veces me palpito que muchos de estos textos son estropeados por la intención edificante. Alguien me dijo una vez que en verdad ocurre lo contrario: la torpeza literaria desacredita la moraleja.

Manuel Mandeb, el polígrafo de Flores, sentía horror por las novelas protagonizadas por niños. Sostenía que sus comportamientos eran poco racionales, o lo que es peor, poco artísticos. Recomendaba insuflar a los pequeños personajes la mayor gravedad, pues entendía que los chicos son generalmente serios y aborrecían la socarronería.

Mandeb creía que el amor a los niños era una virtud literaria capaz de redimir cualquier defecto.

- El cariñoso esfuerzo conmueve a los pibes aunque no lo confiesen -decía.

Me parece que el hombre de Flores adivinó una gran verdad.

Cuando era chico yo sentía una emoción deliciosamente triste ante las calesitas, los circos y los caleidoscopios. No me gustaban, no me divertían. Pero me hacían sentir una inmensa piedad por aquellas gentes, más inocentes que yo, que trataban de agradarme con ingenio modesto. De entre mis juguetes infantiles recuerdo una cimitarra de madera que me trajo mi padre. Mis juegos no incluían las gestas sarracenas, de modo que no pude sacarle mayor provecho. Pero allí estaba el amor del hombre aquel que tal vez no me comprendía.

Por eso creo en el criterio de Mandeb. El amor de un poeta puede ser más eficaz que un buen argumento.

Más tarde he reconocido aquellos sentimientos de la niñez al recibir algún regalo demasiado humilde.

En los años dorados, un grupo de maestros melancólicos del barrio del Angel Gris preparó un libro de lectura escolar diferente de todos.

Su título fue Tempranos Desengaños.

Contaba con textos de Manuel Mandeb y Jorge Allen, la docente Etelia C. de Doth y otros oscuros literatos del barrio. También se procuró hacer creer que escribían algunos niños, cosa que nadie llegó a admitir jamás.

Muchos educadores han dicho que Tempranos Desengaños carecía de propósitos aleccionadores. Nada más falso. En muchas de sus páginas se promueve la admiración de ciertas conductas. Sucede -eso sí- que tales conductas son precisamente aquellas que repudian los libros infantiles convencionales. Se enaltece la inasistencia a clase, se desprecia la aplicación, se duda de la higiene y se festejan los desórdenes.

Hay cuentos, poesías, notas y canciones, entre las que sorprende encontrar la milonga Cobráte y dame el Vuelto.

Vamos a transcribir algunos textos.





LOS DEBERES DE PEDRO



Pedro se sienta en los ultimos bancos del aula, como corresponde a un chico que desdeña la educación y la vecindad de los poderosos. Las conspiraciones y los batifondos nunca lo hallan ajeno. Busca el riesgo de las transgresiones y la compañía de los más beligerantes. A veces lo tientan el estudio y la inteligencia.

Entonces, como quien acepta un desafío, como una compadrada, resuelve arduos problemas de regla de tres y cumple los dictados sin tropiezos.

Un día, la maestra le acaricia el pelo tiernamente. El piensa:

- Ay señorita... Si supiera como me gustaría regalarle una flor y darle un beso.

Pero Pedro sabe quién es y conoce su deber y su destino. Con una gambeta se aleja del afecto inoportuno y va a buscar la gloria allá en el fondo, donde los malandras se empeñan revoleando los tinteros para que se cumpla mejor el divino propósito del Universo.





EJEMPLO (Poesía)



Los sabios nos han dicho

que sigamos la sombra de tu paso.

Y ha sido tu destreza

la vergüenza de nuestras lentitudes.



Los signos que guardaba

la efímera pizarra en su negrura

a tí no te negaron

revelaciones y sabidurías.



Los Seres que Vigilan

han sabido por tí nuestras infamias

y hallaste recompensa

en la noticia del castigo ajeno.



Ah, blanco paradigma,

luminoso, implacable compañero:

hoy nuevamente ha sido

postulada tu suerte como ejemplo.



El numeroso patio

tu sangre dibujada vió en el suelo

y el rumbo de mis golpes

siguió la blanca popa de tu miedo.



Así supieron todos

después de tu derrumbe en el recreo

las biabas que promete

mi zurda a los traidores del colegio.





LOS NIÑOS PRECOCES (por Manuel Mandeb)



Algunos chicos dan frutos tempranos, no lo niego.

Sus padres se enorgullecen y los exhiben entre sus familiares y conocidos, cuando no en el cine o la televisión.

Me atrevo a pensar -sin embargo- que no toda precocidad es auspiciosa. Empecemos por decir que existen adultos bondadosos, agudos, valerosos o geniales. Y que también los hay mediocres, hipócritas, pomposos y canallas. El niño precoz recibe la visita anticipada de ciertos rasgos de la adultez. Algunos tocan el piano como expertos profesionales, otros aprenden lenguas, dibujan o poseen la ciencia.

Pero hay chicos cuya precocidad consiste en adquirir antes de tiempo el tono vacío y protocolar de las conversaciones de sala de espera, y aprenden a los seis años la filosofía de los tontos satisfechos.

"Así anda el mundo, Doña Juana..." "Qué se gana discutiendo, Don José..." "Hablando se entiende la gente, Carlitos..."

También repiten el lenguaje de las revistas y hacen suyas las respuestas de los reportajes más vulgares.

Por cierto, mucha gente cree que ésa es la sabiduría, y yo digo que más sabios son los pibes indoctos que observan con repugnancia los diálogos de los parientes bien educados.

Ojalá surjan muchos niños prodigio que se apropien del genio con impaciencia.

Pero para ser un papanatas, me parece que no hay apuro.





EL NIÑO QUE FUE A MENOS



La señorita Claudia le pregunta a Ferro:

- ¿Quién fundó la ciudad de Asunción?

Ferro lo ignora y lo confiesa. La maestra intenta por otros rumbos.

- Tissot.

- No sé, señorita.

- Rossi.

Silencio. El ambiente se pone pesado porque quizá la señorita Claudia enseñó aquello el día anterior.

- Maldonado.

Nada. Claudia frunce el ceño y ensaya unos reproches generales.

Frezza, el tano Frezza, lo sabe de algun modo misterioso. Es extraño el camino que siguen las nociones: suelen alojarse donde menos se lo piensa.

- Nuñez. López. Dall'Asta.

Tampoco. Frezza espera, sobrador, sin levantar la mano. Cosa de manyaorejas, piensa.

La señorita Claudia se dirige a las niñas y pronuncia el nombre amado. Frezza está muy lejos para soplar y la morocha que lo enloquece no puede contestar.

De pronto, la maestra lo mira.

- Frezza. Y el niño taura, que tal vez necesita anotarse un poroto, se levanta, mira hacia el banco de la morocha y dice casi triunfal:

- No lo sé.

Si es que nadie lo sabe estará bien no saberlo. Frezza se sienta y se oye entonces, como en una horrible blasfemia, la voz de Campos, injuriosa:

- ¡Juan de Salazar!

Pasaron los años. La morocha no conoció el amor de Frezza ni tampoco su gesto elegante y generoso.

Si alguien califica estas lecciones en alguna Libreta Celeste, Frezza tendrá un nueve. Y si ni siquiera existe esa Libreta, entonces tendrá un diez.





UNA PELEA



Me empujaron a la salida. Hubo un tumulto blanco y después de una rápida investigación quedé frente a frente con Carlos.

- ¿Qué empujás?

Se formó una rueda. Alguien gritó:

- Fajálo...

Niñas aterrorizadas se sumaron al grupo.

Carlos se puso muy colorado. Manos crueles lo empujaron hacia mí.

Tito, falso caudillo y sujeto temido, me dijo:

- Dale... ¿O le tenés miedo?

Entonces le acomodé una piña y ahora ya sé que soy cobarde.





Tempranos Desengaños no fue aprobado por las autoridades escolares.

Puede afirmarse que pocos chicos lo leyeron.

Sin embargo, como si alguien les impartiera preceptos secretos, aún hoy, en el tiempo de Los Refutadores de Leyendas, hay niños que se siguen sentando en los últimos bancos y también hay hombres que lejos ya de la escuela se apartan de las ventajas y de las oportunidades fáciles.

A esos, a los del Fondo, a los que pudiendo sentarse en el primer banco lo rechazan, a los que no figuran como ejemplos en los libros de lectura, a los espíritus lunares, a los alumnos de coraje y honor que -según presiento- no leen obras como esta, a todos ellos -tardíamente- los abrazo ahora, cuando ya no me lo impiden las mezquindades que cargué en mi niñez.