martes, 28 de septiembre de 2010

Trabajo critico de "El general en su laberinto" , de García Márquez


Los héroes no son de bronce
“El General en su laberinto” es unas de las  novelas  de García Márquez publicada en 1.989. Este escritor es uno de los más importantes representantes del boom latinoamericano de los años sesenta y uno de los más fieles exponente del  “realismo mágico”  que caracterizó a este auge literario en nuestro continente.
Como es típico en el estilo de los escritores de esta parte del mundo, García Márquez no disocia  jamás en  sus trabajos, la ficción de lo que es la realidad de América latina. Trabajos como “cien años de soledad”, “crónica de una muerte anunciada” entre otros, son solo algunos ejemplos más notable.
La novela que centra la atención de la presente critica apareció en un tiempo en que la novela histórica preponderaba en la escena de la literatura universal, constituyendo un verdadero auge que se extendió hasta entrando los años noventa.
Esta novela cuenta la historia descarnada del general Simón Bolívar. Si bien se centra en sus últimos días, pues la historia está ambientada en su último viaje  a Europa, conocemos a través de la constante apelación a su memoria, sus grandes glorias,  sus frustraciones y sus amores.
García Márquez  desmitifica maravillosamente a este gran héroe de la independencia presentándolo ante nosotros en esos últimos días devorado por la fiebre, consumido por la tuberculosis, entregado a prácticas medicinales personales y fantásticas, evocando en rachas de lucidez o de fiebre sus lealtades y conquistas, sus infidelidades y fracasos. Esta forma de presentarnos su figura tiene un dejo de romanticismo dándole a la figura de Bolívar una humanidad poco acostumbrada y es que en este momento que narra el escritor, el general está  lejos de ser  ese hombre fuerte, valiente, inmortal. Ya no es el “aceitado galán” que hacia suspirar a las mujeres: es débil, la enfermedad lo ha consumido.
En tiempos en que los héroes se presentan bajo el estereotipo perfecto del ser sobrenatural que todo lo puede, que posee una moral intachable, que no tiene ningún tipo de miedo, y que es indestructible; la figura de Bolívar denuncia nuestra propia identidad.
No  es una triste casualidad que la figura de quienes lucharon por nuestra libertad y nuestro engrandecimiento como pueblo; recién fueran reconocidos después de su muerte. Nuestra idiosincrasia históricamente nos ha impedido valorar a quienes han sabido luchar por sus ideales y a quienes han engrandecido nuestros pueblos.
La historia argentina también tiene claros ejemplos de esta realidad. Juan José Castelli, uno de los más importantes gestores de nuestra independencia falleció en el más oscuro olvido sufriendo un  penoso cáncer de lengua (justamente él, que tanto había discutido y alzado su voz frente a la tiranía española y sus partidarios); mientras el general  José de San Martin muere en un pequeño pueblo de Francia en la más lastimosa pobreza, al igual que Manuel Belgrano quien murió en la  miseria donando su dinero para la educación.
Estos hombres, junto a otros de su talla como Simón Bolívar, han sido ilustre luchadores. Sus hazañas respondieron a una  urgente necesidad de libertad frente al dominio de las grandes potencias de la época, sus acciones no buscaban ningún bajo interés económico. Han sido humanos de carne y hueso con grandes virtudes y tormentoso defectos.
García Márquez en esta obra rompe con el mito y surge el hombre, el mortal y no el bronce. El general que soñó con una América unida pero que ahora se ve quebrada y con ese sueño frustrado, su lucha para una América, grande, unida y libre por lo siglos” parece  reducirse a un fracaso, una desilusión  que le lleva a decir  en un momento de la novela: “la América es ingobernable, el que sirve una revolución ara en el mar, este continente caerá sin remedio a manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas”. 
Esta imagen de hombre imperfecto no hace que la figura de este enorme luchador revolucionario se reduzca, sino todo lo contrario. Verlo como un ser humano común y corriente con las mismas limitaciones de cualquier otro hace que su imagen crezca todavía más.
Cada tanto aparecen en nuestro continente personajes que pretenden imponerse como lo nuevos libertadores de América, pero que se desdibujan con el correr del  tiempo o cuando sus intereses económicos personales o de sus países de origen se ven comprometidos. Al compararlo con el libertador  venezolano que conocemos íntimamente en esta obra,  estos personajes  no parecen  más que vulgares caricatura.
Gracias a esta obra podemos entender  porque Simón Bolívar, así como otros luchadores de la libertad de  nuestro continente, fue un hombre imprescindible y porque su figura parece tan irrepetible en América latina de  nuestros días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario