martes, 19 de octubre de 2010

TRABAJO CRITICO DE "LA FIESTA DEL CHIVO" DE MARIO VARGAS LLOSA

EL PODER Y LA RESISTENCIA

La “fiesta del chivo” es una de las novelas que escribió Mario Vargas Losa, ganador del premio Nobel hace unos pocos días. El escritor peruano en esta obra hace uso de su enorme capacidad como cronista y nos describe crudamente una de las más dura dictaduras sufrida en América Latina.
Se trata del gobierno del dictador Rafael Trujillo apodado el “CHIVO”; gobierno que se llevo consigo decenas de miles de vida tanto de dominicanos como de extranjeros residentes en la isla.
Si bien esta novela de veinte cuatro capítulos está dividida en tres partes  ingeniosamente alternadas narra los acontecimientos de los distintos personajes, los escenarios se encuentran claramente diferenciados en dos ámbitos: en primer lugar ámbito que aparece es el del poder, marcado por las historias de la trágica vida de Urania Cabral, quien es hija de uno de los senadores del dictador, y los escenarios en el que se desenvuelve Trujillo; en segundo lugar asistimos al ámbito de la resistencia narrada por los abateres de quienes planean asesinar al dictador.
El ámbito del poder está muy bien definido. En primer lugar se encuentra en el palacio presidencial en donde desarrolla su vida el dictador junto a su familia con ínfulas de dioses paganos,  luego aparece el ejercito dispuesto a complacer todo lo que el “jefe” disponga y, por último los elementos por demás importante de solidez del poder de una dictadura: la iglesia y la influencia de los Estados Unidos.
El palacio legislativo es todo un gran circo de aduladores y sirvientes de Trujillo. Al internarnos en las intimidades de esta dictadura sus oscuras almas, sus ambiciones y su condición servil ante el benefactor, son seres atroces que han aceptado con gusto ser parte de esta sangrienta maquinaria incluso olvidándose de su propia vida.
Las personalidades de cada personaje se la muestran de una manera bien definida retractada a lo largo de la novela. El senador Agustín Cabral es el prototipo del político  con capacidades que es usado para servicio del poder y que, como suele suceder con este tipo de regímenes, es desechado una vez que ya no es útil para sus fines. Cabral es capaz de cualquier cosa con tal de hacer cumplir las voluntades de Trujillo y lo es todavía más cuando pierde su favor al grado de ofrecer a su hija como sacrificio para recuperarlo.
Otro perfil de senador es el de Henry Chirinos que es un ser desagradable desde su mismo aspecto físico. El también es leal al régimen pero también lo es a sus ambiciones; tienen todo tipo de defecto pero el jefe cree conveniente mantenerlo pues esos defectos que marcan toda su bajeza son precisamente los más útiles al gobierno. Es un hombre carente de todo principio y valor.
Joaquín Balaguer es el típico fantoche, capaz de acomodarse a cualquier situación. Correcto elegante por fuera posee una mentalidad maquiavélica comparable solo con Trujillo y será quien tome el poder después de la caída del régimen a costa de repudiarlo.
Varga Llosa presenta estos personajes con tanta claridad que se nos hace imposible no compararlos con otros equivalentes en nuestra realidad.
Estos casos citados se han visto muy a menudo en todas las dictaduras de América Latina. Al igual que Cabral, muchos personajes fueron utilizados y desechado en los regímenes.
Sin embargo al igual que estos personajes ficticios,  muchos funcionarios de las dictaduras, después de terminados los periodos autoritarios supieron acomodarse a las nuevas situaciones con el solo fin de mantenerse en el poder de turno.
Hay varios ejemplos en nuestra realidad a nivel continental podemos citar los casos de Hugo Banger Suarez en Bolivia, Agusto Pinochet en Chile quienes después de ejercer el poder de modo sangriento, ocuparon las presidencia de sus respectivos países luego de terminada las dictaduras que ellos mismos conducían. Estos son solo ejemplos que he citado, pero sobre el que más es conveniente detenerme es sobre el del chileno Pinochet que no  sólo ejerció el poder violentamente sino que para tomarlo rodeo  la casa de gobierno con el ejército y asesino al presidente Salvador Allende; más tarde, tiempo después de la caída su dictadura a través de sus influencias logro que lo nombraran senador en su país durante el periodo democrático.
El ejército es la herramienta principal del régimen del chivo. Ha eliminado todo opositor a su gobierno a todo aquel que ha opinado distinto. Divididos en grupo comando y a bordo de autos Chevrolet  recorren la ciudad secuestrando o asesinando a personas que solo se atreviese a opinar de manera opuesta a la del gobierno.
Unas de las situaciones parecida se observó en nuestro país cuando el gobierno de Jorge Rafael Videla y sus sucesores encomendaban a grupos comando a secuestrar a dirigentes sindicales, estudiantes, autoridades de religiones no católica u otros referentes opuestos al gobierno. Las descripciones que hace el autor de los Chevrolet recorriendo las penumbras de Santo Domingo nos recuerda con desagrado a los que fueron el Ford Falcon verde de la dictadura en la Argentina tenían también la misma misión de desaparecer a todos los que podían significar un estorbo en la ideología militar.
Finalmente los últimos elementos que aparecen en este ámbito del poder son la iglesia y la influencia decisiva de los Estados Unidos.
La iglesia fue una importante aliada cuando  Trujillo tomo el poder en su país. 
Este apoyo abierto se dio en simultáneo con la aprobación de la potencia norteamericana que jugaba su pulseada contra las potencia comunistas y consideró que  la imposición de gobierno militar que respondieran a sus  voluntades era la mejor de deshacerse de todo brote social en los países americanos.
Como siempre se ha repetido a lo largo de la historia, la iglesia fue y es una fuerte aliada de lo que puede significar el mayor poder del momento. No debe extrañarnos entonces que como sucedió en este caso, esta institución responda a los intereses de los Estados Unidos.
Al avanzar con esta novela descubrimos que este gobierno militar ya no era conveniente a la potencia del norte y por supuesto tampoco a la iglesia tanto así que deciden quitarle su apoyo y el régimen.
 Esta misma situación observamos en nuestro  país ya que  durante los años 70 cuando la iglesia se expresaba abiertamente en contra del gobierno democrático de Isabel Perón y propone la toma del poder por autoridades militares. El obispo de la ciudad de Buenos Aires en aquellos años se refería al proceso como “una señal de la providencia para el engrandecimiento de la Patria”. Este apoyo de la iglesia claro está, se pronuncio a favor después que Estados Unidos lo hiciera y propusiera el cambio de gobierno. La iglesia como ya lo mencioné suele secundar a las potencias en sus propósitos.
El otro ámbito en que se desarrolla la novela es el de la resistencia y la oposición al gobierno de Rafael Trujillo.
En esta obra el escritor hace que conozcamos no solo el complot que se elaboró para asesinar al chivo y desbaratar su régimen, sino todos los sufrimientos que cada uno de los complotados habían experimentado hasta llegar a tomar esta trascendente decisión. Estas personas han presenciado muchas de las atrocidades que Trujillo ha cometido contra la vida de los dominicanos, algunos incluso las han vivido en carne propia. Han visto como se ha asesinado y torturado a persona que han abogado contra la violación a los derechos humanos, a extranjeros como los haitianos  que el chivo no consideraba dignos de su país, a empresarios que no compartan la postura del régimen. Por eso no encuentran otra forma para colmar sus espíritu  más que la de darle fin ellos mismos al gobierno de Trujillo a pesar de que luego de concretar el hecho también serán ellos quienes sufran en carne propia las atrocidades que han visto ejecutar en otras personas.
Desgraciadamente esta historia del maltrato a la vida humana y los constantes abusos es algo muy corriente en las dictaduras militares. En la Argentina hay aproximadamente 30.000 desaparecidos de personas en la última dictadura, personas que fueron brutalmente torturadas antes de ser asesinadas y entre esto asesinatos se contaron los de importantes celebridades de nuestra cultura y nuestra política nacional
El autoritarismo y la resistencia el poder parece ser una constante en la historia de la humanidad y esta novela es un ejemplo más de esta puja.
Siempre aparecen en los pueblos distintos tiranos que hostigan a las personas pero, por suerte los tiranos no duran para siempre tarde o temprano la vida logra imponerse a su propósito de muerte.

jueves, 14 de octubre de 2010

HAIKUS

Tarde de tristeza
Envuelves un recuerdo
Destemplado.


Viento de olvido
Aleja tus mentiras
De galanterías.


Hombre soberbio
En tú mirada ocultas
Una tristeza.


Imaginarte fue
Ilusión y perderte
Desolación.


La muerte es la
Palabra que muchos tratan
De no mencionar.


La luciérnaga
Es el reflejo de tú
Clarividencia.


Todas las madres
Son el tesoro sagrado
Que nadie desea perder.


Tarde soleada
Asemeja en antorcha
Nuestro recuerdo.

jueves, 7 de octubre de 2010

Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010

El autor peruano, reconocido por obras como La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), y La fiesta del chivo (2000), entre otras obras que se han convertido en parte fundamental de la historia de la literatura latinoamericana fue reconocido por la academia sueca por crear "cartografías a las estructuras del poder y a sus afiladas imágenes de la existencia y las derrotas del enemigo".

El nombre de Llosa venía sonando como uno de los más opcionados a llevarse el galardón desde hace más de dos décadas sobretodo después de 1982, cuando se le dio el Premio a Gabriel García Márquez (su compañero del boom y junto con quien protagonizó uno de los incidentes más "misteriosos" de la historia del chisme literario cuando Llosa le dio un puñetazo a Márquez sin aparente motivo).

Asimismo, tal como sucede con otros autores latinoamericanos, Vargas Llosa es considerado un hombre político. El escritor fue candidato a la presidencia del Perú en 1990 por el partido de centro-derecha Frente Democrático (Fredemo).
El último autor hispanohablante que recibió el Nobel de Literatura fue el mexicano Octavio Paz, en 1990.

En la nómina de aspirantes para este año de habla hispana se situaban, además de Mario Vargas Llosa, el argentino Juan Gelman, el mexicano Carlos Fuentes, los españoles Javier Marías y Juan Marsé y el paraguayo Néstor Amarilla, entre otros.