martes, 28 de septiembre de 2010

BIOGRAFIA DE SIMÓN BOLÍVAR

Caudillo de la independencia hispanoamericana (Caracas, Venezuela, 1783 - Santa Marta, Colombia, 1830). Nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu…) y viajando por Europa. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt. Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas; además, suministró al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos.

En 1810 se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela dirigida por Miranda (aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés). El fracaso de aquella intentona obligó a Bolívar a huir del país en 1812; tomó entonces las riendas del movimiento, lanzando desde Cartagena de Indias un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión, corrigiendo los errores cometidos en el pasado (1812).

En 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante en Caracas (de ese momento data la concesión por el Ayuntamiento del título de Libertador). Aún hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Bobes, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15); pero éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.

Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). Reunió entonces un Congreso en Angostura (1819), que elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta «Gran Colombia». Luego liberó la Audiencia Quito (actual Ecuador) en unión de Sucre, tras imponerse en la batalla de Pichincha (1822).

En aquel mismo año Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran caudillo del movimiento independentista, San Martín, que había liberado Argentina y Chile, para ver la forma de cooperar en la liberación del Perú; ambos dirigentes chocaron en sus ambiciones y en sus apreciaciones políticas (pues San Martín se inclinaba por crear regímenes monárquicos encabezados por príncipes europeos), desistiendo San Martín de entablar una lucha por el poder y dejando el campo libre a Bolívar (poco después se marcharía a Europa).

Bolívar pudo entonces ponerse al frente de la insurrección del Perú, último bastión del continente en el que resistían los españoles, aprovechando las disensiones internas de los rebeldes del país (1823). En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica. Los últimos focos realistas del Alto Perú fueron liquidados en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia). Bolívar, presidente ya de Colombia (1819-30), lo fue también de Perú (1824-26) y de Bolivia (1825-26), implantando en estas dos últimas Repúblicas un modelo constitucional llamado «monocrático», con un presidente vitalicio y hereditario.

Sin embargo, los éxitos militares de Bolívar no fueron acompañados por logros políticos comparables. Su tendencia a ejercer el poder de forma dictatorial despertó muchas reticencias; y el proyecto de una gran Hispanoamérica unida chocó con los sentimientos particularistas de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales acabaron buscando la independencia política por separado.

Trabajo critico de "El general en su laberinto" , de García Márquez


Los héroes no son de bronce
“El General en su laberinto” es unas de las  novelas  de García Márquez publicada en 1.989. Este escritor es uno de los más importantes representantes del boom latinoamericano de los años sesenta y uno de los más fieles exponente del  “realismo mágico”  que caracterizó a este auge literario en nuestro continente.
Como es típico en el estilo de los escritores de esta parte del mundo, García Márquez no disocia  jamás en  sus trabajos, la ficción de lo que es la realidad de América latina. Trabajos como “cien años de soledad”, “crónica de una muerte anunciada” entre otros, son solo algunos ejemplos más notable.
La novela que centra la atención de la presente critica apareció en un tiempo en que la novela histórica preponderaba en la escena de la literatura universal, constituyendo un verdadero auge que se extendió hasta entrando los años noventa.
Esta novela cuenta la historia descarnada del general Simón Bolívar. Si bien se centra en sus últimos días, pues la historia está ambientada en su último viaje  a Europa, conocemos a través de la constante apelación a su memoria, sus grandes glorias,  sus frustraciones y sus amores.
García Márquez  desmitifica maravillosamente a este gran héroe de la independencia presentándolo ante nosotros en esos últimos días devorado por la fiebre, consumido por la tuberculosis, entregado a prácticas medicinales personales y fantásticas, evocando en rachas de lucidez o de fiebre sus lealtades y conquistas, sus infidelidades y fracasos. Esta forma de presentarnos su figura tiene un dejo de romanticismo dándole a la figura de Bolívar una humanidad poco acostumbrada y es que en este momento que narra el escritor, el general está  lejos de ser  ese hombre fuerte, valiente, inmortal. Ya no es el “aceitado galán” que hacia suspirar a las mujeres: es débil, la enfermedad lo ha consumido.
En tiempos en que los héroes se presentan bajo el estereotipo perfecto del ser sobrenatural que todo lo puede, que posee una moral intachable, que no tiene ningún tipo de miedo, y que es indestructible; la figura de Bolívar denuncia nuestra propia identidad.
No  es una triste casualidad que la figura de quienes lucharon por nuestra libertad y nuestro engrandecimiento como pueblo; recién fueran reconocidos después de su muerte. Nuestra idiosincrasia históricamente nos ha impedido valorar a quienes han sabido luchar por sus ideales y a quienes han engrandecido nuestros pueblos.
La historia argentina también tiene claros ejemplos de esta realidad. Juan José Castelli, uno de los más importantes gestores de nuestra independencia falleció en el más oscuro olvido sufriendo un  penoso cáncer de lengua (justamente él, que tanto había discutido y alzado su voz frente a la tiranía española y sus partidarios); mientras el general  José de San Martin muere en un pequeño pueblo de Francia en la más lastimosa pobreza, al igual que Manuel Belgrano quien murió en la  miseria donando su dinero para la educación.
Estos hombres, junto a otros de su talla como Simón Bolívar, han sido ilustre luchadores. Sus hazañas respondieron a una  urgente necesidad de libertad frente al dominio de las grandes potencias de la época, sus acciones no buscaban ningún bajo interés económico. Han sido humanos de carne y hueso con grandes virtudes y tormentoso defectos.
García Márquez en esta obra rompe con el mito y surge el hombre, el mortal y no el bronce. El general que soñó con una América unida pero que ahora se ve quebrada y con ese sueño frustrado, su lucha para una América, grande, unida y libre por lo siglos” parece  reducirse a un fracaso, una desilusión  que le lleva a decir  en un momento de la novela: “la América es ingobernable, el que sirve una revolución ara en el mar, este continente caerá sin remedio a manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas”. 
Esta imagen de hombre imperfecto no hace que la figura de este enorme luchador revolucionario se reduzca, sino todo lo contrario. Verlo como un ser humano común y corriente con las mismas limitaciones de cualquier otro hace que su imagen crezca todavía más.
Cada tanto aparecen en nuestro continente personajes que pretenden imponerse como lo nuevos libertadores de América, pero que se desdibujan con el correr del  tiempo o cuando sus intereses económicos personales o de sus países de origen se ven comprometidos. Al compararlo con el libertador  venezolano que conocemos íntimamente en esta obra,  estos personajes  no parecen  más que vulgares caricatura.
Gracias a esta obra podemos entender  porque Simón Bolívar, así como otros luchadores de la libertad de  nuestro continente, fue un hombre imprescindible y porque su figura parece tan irrepetible en América latina de  nuestros días.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Análisis estructuralista del cuento “FINAL DEL JUEGO” de Julio Cortázar

Biografía del autor:


(Bruselas, 1914 - París, 1984) Escritor argentino. Hijo de padres argentinos, a los cuatro años Julio Cortázar se desplazó con ellos a Argentina, para radicarse en la provincia andina de Mendoza.


Tras completar sus estudios primarios, siguió los de magisterio y letras y durante cinco años fue maestro rural. Pasó más tarde a Buenos Aires, y en 1951 viajó a París con una beca. Concluida ésta, su trabajo como traductor de la Unesco le permitió afincarse definitivamente en la capital francesa.


Por entonces Julio Cortázar ya había publicado en Buenos Aires el poemario Presencia con el seudónimo de «Julio Denis», el poema dramático Los reyes y la primera de sus series de relatos breves, Bestiario, en la que se advierte la profunda influencia de Jorge Luis Borges.


La literatura de Cortázar parte del cuestionamiento vital, cercano a los planteamientos existencialistas, en obras de marcado carácter experimental, que lo convierten en uno de los mayores innovadores de la lengua y la narrativa en lengua castellana. Como en Borges, sus relatos ahondan en lo fantástico, aunque sin abandonar por ello el referente de la realidad cotidiana, por lo que sus obras tienen siempre una deuda abierta con el surrealismo.


Para Cortázar, la realidad inmediata significa una vía de acceso a otros registros de lo real, donde la plenitud de la vida alcanza múltiples formulaciones. De ahí que su narrativa constituya un permanente cuestionamiento de la razón y de los esquemas convencionales de pensamiento.


El instinto, el azar, el goce de los sentidos, el humor y el juego terminan por identificarse con la escritura, que es a su vez la formulación del existir en el mundo. Las rupturas de los órdenes cronológico y espacial sacan al lector de su punto de vista convencional, proponiéndole diferentes posibilidades de participación, de modo que el acto de la lectura es llamado a completar el universo narrativo.


Análisis estructuralista según la teoría de Roland Barthes


Nivel de las funciones


Cardinales:


Creación y realización de los juegos por parte de Leticia, saludos a los pasajeros. Caída del primer papelito de Ariel, intriga sobre el aspecto de Ariel, elección de ornamentos para la realización de las estatuas. Caída del segundo papelito de Ariel saludo de Ariel triunfo de la narradora, caída del tercer papelito de Ariel, alegría de Leticia, enojo de las tres jovencitas, compasión de Holanda y la narradora hacia Leticia. Final del juego, tristeza de Leticia, realización de la última estatua. Encuentro con Ariel alegría de las chicas, decisión de Leticia de no asistir al encuentro y entrega de la carta por parte de Leticia. Caída del cuarto papel de Ariel anunciando la llegada.






Informantes explícitos:


Lugar:


“...íbamos a jugar a las vías del Central Argentino...”


“Donde acabábamos era en las vías del Central Argentino...”


“...el río al otro lado...”


“A esa altura de Palermo...”


“...lo vimos llegar por el terraplén.”


Tiempo:


“...empezaran su siesta...”


“...contra el sol de las dos de la tarde.”


“...esperar el tren de las dos y ocho...”


“Fue un martes cuando cayó el papelito...”


“...eran las cuatro y media...”


“Cuando pasó el tren de las dos y ocho...”










Indicios (implícitos):


“...(habíamos trancado la puerta y le pedíamos perdón con emocionantes partes teatrales)...”


“La primera en iniciar el juego era Leticia, la más feliz de las tres y la más privilegiada.”


“Esto último siempre nos había dejado perplejas porque terminar en la calle nos parecía bastante normal.”


“El juego marcaba que la elegida no podía tomar parte en la selección; las dos restantes debatían el asunto y aplicaban luego los ornamentos.”


“Vas a ver que desde mañana se acaba el juego”


Relaciones: sujeto -objeto


Destinador (Ariel) Objeto (Crecimiento) Destinatario (Leticia)


Ayudante (Ariel) Sujeto (Leticia) Oponente (Enfermedad)






Nivel de la narración


Narrador: el relato está escrito en primera persona la narradora es quien lleva a cabo la acción, describe todo los sucesos.


Personajes:


La narradora


Holanda


Leticia


Ariel


La tía de las niñas


La madre

lunes, 6 de septiembre de 2010

Critica de "Pedro Páramo"

La impunidad del cacique
Juan Rulfo plantea en Pedro Paramo situaciones de injusticia e impunidad, hechos que han sucedido en una época en la cual México, lugar de origen del autor atravesaba por innumerables conflictos. Donde los que tenían poder absoluto podían cometer atrocidades sin ser condenados.
En ésta novela el personaje de Pedro Páramo un cacique déspota quien cree tener el poder absoluto refleja la impunidad, rodeado de muerte. Por ejemplo en el episodio del asesinato de su padre cuando estaba en una boda. Ante la imposibilidad de saber quién fue el asesino, Pedro Páramo, decide ir matando a todos los asistentes para asegurarse de que el asesino pague. Lo mismo hace para expandir su poder y dominar íntegramente el pueblo, causando innumerables muertes y sufrimiento que llevan al deterioro del mismo.
Su falta de escrúpulos se refleja en la forma en que reconoce y adopta a uno de sus hijos: Miguel Páramo. Éste hereda de su padre esa capacidad para cometer el mal; viola a la sobrina del padre Rentería y asesina al padre de ésta.
Otro abuso de autroridad se ve manifestado en el episodio donde el padre Rentería, el cura del pueblo, que no quiere dar la absolución a Miguel Páramo porque ha violado a su sobrina y ha asesinado a su hermano. Pedro Páramo lo soborna y le da dinero para que le de la absolución; éste se la da y sufre un conflicto moral, carga un sentimiento de culpa porque se da cuenta de que sólo presta sus servicios como sacerdote a los ricos, negándoselos a los pobres. Este sentimiento lo encontramos en expresiones como: "El Padre Rentería se revolcaba en su cama sin poder dormir", "oyó el canto de los gallos"...Podríamos decir que él tiene la culpa de que Comala sea un pueblo lleno de almas en pena, ya que no les ha dado la absolución. Él mismo tampoco recibe la absolución y el causante de esto, en definitiva, es Pedro Páramo, quien creció en maldad entre los fieles del Padre Rentería, quien es causante de los pecados cometidos por gran parte de los asiduos, quien ha despedazado la iglesia sembrando el pecado...
Estos hechos son semejantes a las atrocidades cometidas por las innumerables dictaduras sucedidas en América latina en las cuales los dictadores de la misma manera que Pedro Páramo para quedarse con el poder absoluto cometieron genocidio desmedidos dejando a nuestro continente vacio con millones de desaparecidos.